jueves, 30 de diciembre de 2010

Mucha mujer II

 
La que sí llegó a concretar la convivencia con su pareja fue Eugenia, después de otros casi 10 añitos junto a Marcelo... También una relación que tuvo su etapa a la distancia cuando él se fue a vivir bien al norte del continente… Pero no nos adelantemos. La historia comienza cuando Eugenia, recién peleadita con su novio anterior, descubre que está embarazada (de él). Para entonces ya tenía onda con Marcelo, y cuando supo la noticia le explicó todo y él la apoyó 100%. Convengamos que no es para nada fácil que un hombre elija quedarse al lado de una mujer que lleva en su vientre al hijo de otro, así que hasta acá venía haciendo buena letra el muchacho.

Corría diciembre del año 2001, Marcelo termina su carrera, al día siguiente cae el gobierno de De La Rua, y apenas al otro día nace Julián, el bebé de Eugenia. En medio de toda la crisis Marcelo entra en pánico y decide que como en la Argentina va a ser prácticamente imposible conseguir trabajo, la mejor opción es huir a los Estados Unidos, donde además estaba viviendo su padre. Con esta excusa se escabulle dejando a su novia y al recién nacido en el país, pero con la idea de que una vez que se estableciera ellos pudieran mudarse con él. Hicieron todos los trámites, la visa, los pasaportes (el del pequeñito tenía foto y todo), pero algo sucedió en las etapas finales de la visa. Misteriosamente se perdieron algunos papeles y en definitiva nunca se pudo concretar… Años después Marcelo confesaría que en parte huyó de la situación, como que de repente se le vino todo encima y fue mucho para digerir. 
Cuatro años continuaron con esta relación a distancia hasta que finalmente Marce regresó. El noviazgo progresó viento en popa y un año y medio después se planteó la tan ansiada convivencia. Buscaron casita, armaron los bolsos y se mudaron. Los tres, no nos olvidemos de Juliancito. El problemita es que desde su regreso Marcelo no había conseguido trabajo, así que tenían que vivir todos con el sueldo de Eugenia, un modesto sueldo de docente, aclaremos. La situación se mantuvo durante más o menos un año, hasta que Eugenia comprendió que, como dice la canción “no se puede vivir del amor”, también hay que comer y pagar las cuentas, y así la cosa no daba para más. Terminó dándole el raje a Marcelito, y meses después el señor consigue finalmente laburo. Todo orgulloso invita a Eugenia a la cena de fin de año de la empresa y las cosas parecen encaminarse de nuevo. Entonces fue que decidieron retomar la convivencia. Pero no se entusiasmen! El trabajo no le duró mucho tiempo, así que la señora oooootra vez a mantener todo. Encima él se quejaba de tener que quedarse a veces con Julián en casa mientras su mamá trabajaba! Si buscan la definición de “parásito” en el diccionario seguro aparece la foto de Marcelo… 
Así fue como Eugenia tomó coraje y logró decir "basta". Al menos por el momento… Pasaron otro año medio juntos, medio separados, viviendo cada uno en casa de su familia otra vez (cabe destacar que ambas familias tienen serios problemas de aceptación para con la pareja del otro, lo cual no facilita para nada las cosas…). Un día a Marcelo lo invitaron a acompañar a un importante coro que se iba de gira por Europa, ya que tiene una voz muy solicitada en el ambiente. Y aceptó, pero hasta el día de hoy sigue siendo un misterio cómo fue que hizo para bancarse semejante viaje (probablemente se lo financiaron, ya que de verdad tiene muy buena voz y era importante su aporte en esta gira). El tema es que da un poquito de bronca el ver que no le pone energías a los temas que tienen que ver con la pareja, pero sí a otras distracciones u ocupaciones, como ésta y como la banda que formó junto a dos amigos al regreso de ese viaje. No les explico cómo le dolió esto en el alma a Eugenia, que también canta y siempre había querido armar un grupo con su chico, que además toca la guitarra. En el trío que formó hay otro guitarrista y una cantante, que encima es bastante sexy, y dan ganas de ir a bajarla del escenario de las mechas por lo linda y lo bien que canta, jajaja. Marce se pasa las horas frente a la compu componiendo y armando efectos para las canciones que tocan. Yo los he visto y tengo que reconocer que es una muy buena banda, pero sé que cuando Euge los vio por primera vez, hace poquito, no pudo contener esos sentimientos mezcla de celos, orgullo, alegría y nostalgia por lo que no pudo ser… A todo esto sumémosle que aunque él mismo la había invitado a escuchar la banda al otro día le hizo todo un planteo de que por qué le invade sus espacios y viene a arruinarle una noche que era especial… WHAT? Alguien acá está muy loco… o soy yo? Estas reacciones no son nuevas en él, porque ya le he conocido otros planteos de este tipo, además de que me consta que muchas veces no apoyó a Eugenia, que es una mujer super-emprendedora, en los planes que quería encarar. Gracias a Dios nunca dejó que la detuviera y siguió adelante, llegando tan lejos como ni yo me hubiera imaginado. Grande, amiga!!! Me parece muy importante que más allá de todas estas idas y venidas no te hayas venido abajo, y siempre tengas una sonrisa y un chiste para alegrarnos el día a todos los que te rodeamos, y sobre todo ser una excelente madre, luchadora, cariñosa y ejemplar.
Si me pedís un consejo, yo antes pensaba que cuando uno ama tiene que luchar contra viento y marea para superar los obstáculos. Pero cuando las dificultades te ocupan más tiempo del que terminás disfrutando, algo definitivamente no está bien. 
 El amor no tiene por qué ser una lucha constante, debe ser algo natural, que fluya con su propia energía. Las mujeres valiosas no nos debemos a nadie que no sepa apreciar lo que tiene enfrente, y mucho menos a alguien que esté constantemente frenando nuestro crecimiento. Sé que es difícil y que la calle parece que está cada vez más dura al momento de salir a conocer a un tipo como la gente, pero les digo a todas: no se conformen, no se estanquen en relaciones estilo montañas rusas que no se sabe si van o vienen, y primero que nada… ÁMENSE! Ámense a ustedes ante todo para no sucumbir ante un sapo mediocre que no puede ofrecer ni la mitad de las cosas que una necesita en la vida.  
El verdadero príncipe está por ahí, en alguna parte! Paciencia, mis amigas. Y fortaleza, que aunque las decisiones a veces cuesten, la liberación es proporcional al dolor que atravesamos al momento de hacerlas. Digo, en mi humilde opinión…

miércoles, 15 de diciembre de 2010

Mucha mujer


Una realidad que vivimos las mujeres hoy en día es la de haber roto convencionalismos y haber traspasado barreras que nos han llevado a igualarnos con el otro sexo en muchos aspectos de la vida, realidad casi impensada no muchas décadas atrás. Esto ha traído como consecuencia una dificultad en las relaciones de pareja, ya que el hombre tiene grabado en su instinto el papel de ser el que protege y provee, tanto para su compañera como para su descendencia. Ahí entra en conflicto el macho que se encuentra con una mujer que se las ha rebuscado por sí sola para alimentarse, cuidarse y conseguir su propio techo. Terrible daño para la moral de ellos! Hasta parece un pecado que una no se haya quedado en casa de sus papis esperando que el príncipe la rescatara. Y bueno… Es que si vamos a esperar a que llegue ese príncipe se nos pasan los mejores años de la vida sin aprender a disfrutar de un montón de cosas!
 
La cuestión es que al parecer mientras más autosuficientes nos volvemos las mujeres, más difícil se nos hace conseguir pareja. Una pensaría que estas cosas que te hacen sentir adulta, como pagar tus cuentas y ocuparte de un montón de cosas de ama de casa, te harían más deseables para el sexo masculino, pero no! Parece que más bien los espanta. Pone en la cuerda floja su masculinidad, no encuentran lugar para ese papel innato en su naturaleza. En las propias palabras de un hombre: "las mujeres inteligentes y que saben lo que quieren... asustan. " 


Esta es la historia de Lola y Miguel:
Después  de 9 años de noviazgo la cotidianeidad empezó a hacer estragos y a provocar que esta linda pareja, de la que fui testigo desde sus comienzos, se deshiciera entre discusiones constantes y falta de tolerancia mutua. Luego de un break de 8 meses (con sus idas y vueltas, y sin dejar de verse nunca) decidieron darle una nueva oportunidad a su amor, pero esta vez, y sobre todo por insistencia de Lola, comenzando en una nueva etapa: la de la convivencia. Y sí, te imaginás que después de tanto tiempo nadie quiere volver a hacer el papel de noviecita de secundaria. Ya estamos para otra cosa. Miguel estuvo de acuerdo, sí, sí, peroooo... fueron transcurriendo los días y el señor estratégicamente fue emitiendo señales de inminente retroceso. Al punto que tuvo la maravillosa idea de proponerle a Lola que para no apresurar (apresurar!!! a esta altura...) las cosas, sería bueno que él primero se fuera a vivir solo. De más está aclarar que Lola lo sacó carpiendo. Aquí nos detenemos para analizar esta típica reacción masculina de miedo al compromiso. Según leí, tenemos temor a los compromisos porque comprometernos nos hace responsables de algo ante alguien. Y uno cree, equivocadamente, que ser responsable (comprometerse) es perder libertad. También piensan algunos que lo más aterrador del matrimonio (o compromiso) es la obligatoriedad. Uno está obligado a que la relación funcione, a dormir en una misma cama, a ser fiel, a no alejarse por un tiempo, a dar explicaciones, a ceder parte de tus propios activos, entre otras cosas. Estos fundamentos pueden aterrar a cualquiera, de hecho hasta a mí me hacen poner los pelitos de punta. Pero luego recuerdo que a la mayoría de las mujeres nos gusta todo esto, por eso lo esperamos en el otro sin pensar a veces lo dificil que puede ser para él. Nosotras queremos dormir todos los días con el osito al lado, queremos que nos pregunten a dónde fuimos y con quién, porque eso nos hace sentir protegidas. No llegando al extremo del celoso enfermo, pero un poquito en general nos gusta que nos celen. Bueno, a ellos por supuesto que no. Sienten que de todo van a tener que dar explicaciones, entonces toman este argumento como rápido chivo expiatorio para huir de una relación de convivencia (ya ni hablemos de matrimonio). Tal vez sería importante dejar en claro previamente que no nos vamos a convertir en guardacárceles insoportables que van a hacer a su novio marcar tarjeta cada vez que entra y sale de la casa. Eso va en parte en la confianza que hemos ido generando durante la relación. 
De todos modos, volviendo a la historia de Lola y Miguel, hay otros casos en los que el miedo no viene por el lado de sentirse limitados en tiempo y espacio, sino en otros aspectos. Lola, por ejemplo, empezó a hacer un doctorado como investigadora y a crecer profesionalmente de una manera que evidentemente hizo a Miguel verse un poquito amenazado, ya que ambos tienen la misma profesión. Más tarde, por supuesto, él también comenzó su doctorado, pero el hecho de ver que ella podía crecer tanto probablemente lastimó su ego y se le complicó la idea de verse en pareja con una mujer tan inteligente y capaz, acostumbrado a ser él el orgullo de la familia, abanderado y todo. Finalmente se mudó como él quería, pero ella me ha contado que cada vez que se lo cruza lo ve como a un niño, indefenso, como que nunca creció. Y hasta le da lástima, y se siente mucha mujer como para haberse quedado al lado de alguien que por culpa de sus miedos no maduraba ni la dejaba madurar. Bien Lola por seguir adelante!

Un cuento similar es el de Paula y David. Poco más de 4 años de noviazgo (si no me equivoco) y planes de convivencia en puerta, pero con la más que conveniente (para él) aparición de obstáculos a la hora de poder ocupar el departamento que tenían en vista. La necesidad de arreglos que fueron surgiendo y otras yerbas le dieron a David la excusa perfecta para proponer que pospusieran la mudanza juntos. Cuál era su miedo? Si hasta entonces no había dado ningún indicio de duda en dar ese paso al frente... Al parecer, también fue su crecimiento profesional. Ahora que me doy cuenta, en ambos casos los dos compartían su profesión (tal vez ahí está el punto para que aprendamos chicas, jaja). El tema es que David deseaba con ansias realizar una experiencia en el extranjero, por eso aplicó para una beca y finalmente la ganó. Acá Paulita no puede decir nada porque ella hizo lo mismo unos añitos atrás... Y él la esperó como todo un duque. Por eso mismo ella comprende la importancia de estas experiencias personales. Pero igual, era otro momento y el hecho de que él partiera justo ahora impedía que comenzaran su vida juntos porque difícilmente ella se iba a quedar viviendo solita y afrontando todos los gastos del nuevo hogar durante los meses que él se ausentara. Entonces, con algo de tristeza y mucha fortaleza decidieron ponerle pilas para remar unos meses más con una relación a distancia y la esperanza puesta en el futuro. Bien por ellos también. Aquí recalco la madurez de Paula para entender las necesidades de su pareja y apoyarlo en sus proyectos personales. Qué paciencia, querida! Sé que la pasaste dificil cuando viste pospuestas tus ilusiones, pero tranquila que ya le queda poco y cuando te des cuenta ya lo tenés acá de vuelta!
 
Sé que este post se está haciendo un poquito extenso, pero todavía queda mucho por decir sobre este tema. Así que por hoy dejo acá, pero pronto seguiré con la historia de Eugenia y su experiencia con la convivencia , e intentaremos sacar algunas conclusiones al respecto. Para lo cual ya pueden ir dejando sus comentarios, obvio!

Continuará...