miércoles, 23 de febrero de 2011

Segundas oportunidades II (el refrito)

Amigas, les presento a Félix: 30 años, profesional exitoso, atractivo, soltero, sin hijos, deportista y como broche de oro... guitarrista. Ya sé que el nombre puede sonar anticuado, pero se lo puse en honor al vino que nos tomamos el día de nuestro reencuentro ¿Y eso cómo fue? Empecemos por el principio...
Corría fines del año 2007 y una noche de parranda su humilde servidora conoció a este personaje. Pero no fue la clásica conquista de boliche, sino una de esas en que la chica no le da bola al chico y él más insiste, vieron? Parece que lo de hacerse la estrella funciona nomás, porque ese día yo había ido con un grupo de amigos y me estaba divirtiendo como loca, no estaba en plan de conquista ni ahí. Entonces se acercó Félix y me pidió bailar conmigo. Yo le tengo que haber dicho que no como 3 veces, pero él seguía intentando. Hasta que accedí a bailar con él una canción, sólo una. Resultó que no sólo bailaba muy bien sino que además era muy simpático. La pasé bárbaro con él, pero yo justo estaba atravesando una etapa de "no-doy-mi-número-de-teléfono" así que se lo negué cuando me lo pidió. Es que estaba harta de darle mi número en el boliche a tipos que después nunca me llamaban! Como siguió insistiendo terminé dándole mi mail. Se lo dije así al aire, y nunca pensé que lo recordaría y mucho menos que escribiría, pero me tapó la boca un par de días después cuando apareció un mail suyo en mi correo. Chan! No lo podía creer... Fue uno de los gestos más lindos que tuvo un chico conmigo (otro día les cuento el más lindo ). Y así fue que empezamos a contactarnos, yo ahí creo que ya le dí mi número porque se lo había ganado. Fue todo bastante amistoso, con charlas eternas (él habla que da calambre, no para nunca) y recuerdo que solíamos chatear también. En fin, resultó ser un tipo de lo más interesante, pero llegamos a vernos creo que no más de tres veces.
La cosa quedó en la nada, hasta hace un par de semanas cuando nos reencontramos a través de facebook. "Cómo andás?! Qué fue de tu vida? Etc, etc...". Todo eso derivó en "juntémonos a tomar una cerveza y nos ponemos al día". Perfecto, todo arreglado para el martes siguiente, sólo que la cerveza se transformó en vino, como les contaba al principio. Y la charla fue increíble. Félix estaba mucho mejor de lo que yo recordaba. No sé bien por qué pero me había quedado la idea de que estaba medio pirado cuando lo conocí, de hecho recuerdo que era bastante obsesivo con su trabajo. Pero ahora, tres años más tarde, se lo veía mucho más centrado, más maduro. Y sí, los dos habíamos crecido. Él también me dijo que me veía más linda, más mujer... Eso me encantó. Me sentí tan cómoda con él como no me había sentido nunca con nadie, de verdad. Es de esas personas con las que entrás en confianza rápidamente, que te permiten relajarte y te hacen sentir que podés hablar de cualquier cosa y simplemente ser vos mismo. Eso fue lo mejor, sentir que podía ser yo misma con él. Y eso de "ser una misma" era algo que justo un día antes habíamos estado charlando con Laurita, así que para mí fue una doble sorpresa descubrirme en esa situación con este chico. Terminó la cita y me dejó en mi casa sin ningún intento de nada, todo un caballero. Pero yo dije "la próxima lo beso", mínimo. Jajaja. Me había encantado.
Se acercó el finde siguiente y me llegó un mensajito diciendo que como premio en su trabajo se había ganado un champagne. "Lo tomamos en tu depto o en el mío?"... Y acá es donde me mató, porque después del aprendizaje de Sebastián yo habia estado todo el día repitiendome "no lo tengo que meter en mi casa, cualquier cosa menos venir a casa...". Y me cagó (si me permiten la expresión), porque no supe decirle que no ante esa propuesta, y entre su casa y la mí prefería estar en terreno conocido. Además hace tres años él ya había entrado a mi depto, entonces ahora no daba decirle que no. Así que aflojé, pero no hubo drama, porque nada que ver con aquel otro flaco, éste era mucho más ubicado. Bueno, excepto que... Después de mucho champagne, charlas y risas se vinieron los besos y demás aprietes. Yo como toda una lady no me pensaba zarpar esa misma noche, aunque confieso que le tenía unas ganas terribles. El tema fue que charla va charla viene el señor pisó el palito en un momento y me di cuenta de que no estaba tan soltero como yo pensaba. En realidad nunca le pregunté, lo asumí... Grave error!!!! Parece que hay que pedirles hasta una radiografía antes de salir con los hombres hoy en día para ver que no estén escondiendo nada! Tenía novia... Sí, chicas, un horror. Me sentí tan estúpida en ese momento, ya me habían pasado casi todas, pero esta no. Nunca me lo vi venir... Qué ilusa, pensar que un tipo así no iba a tener a una mina detrás como pasa con todos los buenos! Pero qué asumirían ustedes si lo primero que responde al "qué fue de tu vida" en facebook es "nunca me casé, ni tuve hijos, ni planté un árbol, etc."? Eso equivale a "estoy disponible" en mi planeta, ustedes qué opinan??? Diganme que tan loca no estoy...
La cuestión es que nuestra comunicación era tan buena y la estábamos pasando tan bien esa noche (o mejor dicho madrugada, porque se fue de mi casa a las 7 AM...) que ni siquiera me pude enojar con él. A otro tal vez le hubiera gritado "fuera de mi casa!" y le hubiera hecho todo un escándalo, pero con él realmente no pude. Me tomó por sorpresa, tanto que no pude reaccionar más que con un "pucha, qué pena". Y seguimos hablando un rato sobre el tema, aunque no me quiso dar muchos detalles, pero básicamente me explicó que su novia era unos añitos mayor que él y al parecer lo estaba presionando/apurando para casarse y tener hijitos. Y él no quería saber nada con eso por el momento, digamos que están en diferentes etapas de la vida. Entonces habían entrado en crisis y justo ahí vengo a aparecer yo en el medio. Me dijo que al principio le dio curiosidad saber de mí, y después cuando nos vimos se le movió un poquito el piso y ahí se complicó el asunto... Que me lo iba a contar todo, sólo que bueno... No sé bien qué estaba esperando, pero finalmente la verdad salió a al luz. Y como les digo, su manera de explicar las cosas hace que una hasta se enternezca y lo comprenda. Así ni parecía tan malo que me lo hubiera ocultado, porque de verdad se le notaba como el asunto lo tenía mal y preocupado. Van a pensar que estoy loca o que me drogó, jaja, pero tendrían que haber estado ahí para entender la situación, creanme.
Fue una lástima porque me hubiera encantado, si me contaba todo desde un principio, que pudiéramos al menos ser amigos. Es que me fascina charlar con él, la verdad que nunca me sentí tan cómoda con alguien. Ahora es muy dificil volver atrás. Quedó en el aire la posibilidad de volver a vernos, pero no sé... Si supiera que me voy a contener y que nada más vamos a hablar podría llegar a ser. Pero me conozco, y reconozco mi debilidad, jajaja. Y bueno, habrá que dejarlo ir... Por respeto al gremio también, porque a ninguna le gustaría estar del otro lado, al menos a mí no. Así que... Chau, sapito! Llamame cuando cortes con tu novia... Jajaja. Bueno, es que, entre nosotras, tampoco le veo mucho futuro, qué quieren que les diga. Es muy difícil congeniar esas diferencias cuando dos personas no quieren lo mismo, al menos no en el mismo momento. Qué se yo, una nunca pierde las esperanzas. Como he dicho otras veces y sigo diciendo... "ya no quedan hombres en esta ciudad". Tendré que buscar por otros lados. Y pedir curriculum con referencias la próxima... Jajaja.

martes, 8 de febrero de 2011

Segundas oportunidades

Hay un dicho popular que afirma “las segundas partes nunca son buenas”. Y tengo que decir que, exceptuando algunas películas que para mí tuvieron muy buenas segundas partes, concuerdo bastante con esta apreciación. Sobre todo después de los últimos reencuentros que tuve con hombres de mi pasado. Hoy voy a contarles dos historias en particular: Sebastián y Félix.

A Sebastián ni le cambio el nombre porque ya todas saben de quién estamos hablando... y más después de que haberle estado sacando el cuero toda la noche en mi cumpleaños, jaja. A este chico me lo quiso presentar una amiga hace como 3 años y medio. Ella pensó que haríamos buena pareja porque era justo de ese tipo de hombres que a mí me gusta, inquieto, divertido y muy interesante. Un día mi amiga arregló una cita doble donde él tenía que llevar a un amigo también, pero a último momento algo le pasó a este amigo y no pudo ir. Entonces salimos los otros tres. Consejo: NUNCA hagan esto… Fue una de las peores citas que recuerdo, ya que encima de que soy bastante tímida y me cuesta abrirme, no ayuda el hecho de salir con otras dos personas que fueron juntas a la universidad y que hablan de cosas y gente que sólo ellos conocen. No es que haya sido mala onda de ninguno de los dos, sólo que si yo no hablaba mucho terminaban hablando entre ellos. O sea… un embole y totalmente infructuoso. Sebastián nunca atinó ni a llamarme para volver a salir, pero eso era más que esperable. Y así fue que pasaron los años y nuevamente otro amigo en común me dijo: “tengo a alguien para presentarte!”. Y adivinen qué... Era Sebastián. Entonces tomándolo como una señal del destino pensé: qué loco, ya es la segunda persona que piensa en él para mí, esto debe ser algo muy bueno. Él creyó que a mí no me había quedado muy buen concepto suyo, pero la verdad es que me pareció lógico que nunca me llamara ya que no me alcanzó a conocer nada aquella primera vez, y lo poco que yo recordaba de él me resultaba bastante intrigante como para querer conocerlo más.
Sin perder tiempo me invitó a salir y para mi sorpresa aún recordaba mi dirección, entre otras muchas cosas mías. Esa primera salida fue genial, la recuerdo como una de las mejores primeras citas que tuve en mi vida. Charlamos muchísimo y teníamos un montón de cosas en común, y esta vez sí pudo conocer mejor a la verdadera Tiana.

Al día siguiente el amigo en común, Leo, nos preguntó a los dos cómo la habíamos pasado y se sorprendió al ver que los dos contestamos que había sido todo fantástico y que teníamos ganas de volver a vernos pronto. Durante una semana nos vimos varias veces y a mí me gustaba cada vez más. El tema es que yo no veía señales digamos “románticas” de su parte que me hicieran diferenciar si la cosa venía sólo de amigos o de algo más… Eso fue hasta que vino a mi casa un viernes a la noche y estando sentados en el sillón viendo una película de repente me abrazó y al rato nos estábamos besando como dos adolescentes. Me propuso que fuéramos a mi habitación y yo, de inocente y medio estúpida, no supe decir que no. El tema es que yo ni ahí quería que llegáramos a cuarta base, pero él parece que venía dispuesto a todo! Y que no sabía entender cuando una mujer dice que “NO”.  Tal vez estaba acostumbrado a otro tipo de mujeres, pero ésta no se acuesta con un tipo que conoce desde hace sólo una semana por mucho que le encante. El resto de la noche fue una lucha constante por sacarme de encima sus manos que andaban por todos lados, como un pulpo…  Cada dos segundos era yo diciendo “no, no, no… ”, y él que parecía sordo “dale, dale, dale…”. Un suplicio, no veía la hora de que se fuera!!! Fue una experiencia desagradable, pero esa no fue la peor parte de todas. Yo entendí que no tenía que meter tipos en mi casa (y mucho menos en mi habitación!!!) sin conocerlos lo suficiente, porque para ellos esa invitación es sinónimo de que van a venir a tener sexo. Una lección que creí asimilar en ese momento, pero que como verán más adelante no quedó muy arraigada… Jajaja. Bueno, sí, ya sé que les va a parecer medio obvio lo que estoy diciendo, pero como dicen en el fútbol "con el diario del lunes..." (y no sé bien cómo termina el dicho, pero se entiende, no?). Les decía que eso no fue lo peor porque dentro de todo yo asumí mi responsabilidad y me hice cargo de que le había dado las señales equivocadas y que probablemente cualquier tipo en su lugar hubiera intentado lo mismo. Y como todavía me interesaba conocerlo decidí tratar de superar ese mal momento y seguir adelante. El señor se borró como por cuatro días y yo ya pensé “listo, éste no vuelve más”. Hasta que reapareció y me dijo que nos viéramos de nuevo. Esa vez no pudimos hablar nada de lo sucedido, que a mi me hubiera gustado aclarar un poco. Luego él tenía que viajar y yo también me iba por  un fin de semana, así que pasaron como otros diez días hasta que nos vimos de nuevo. Él no daba señales de vida y yo de puro tierna y boba le escribí un mensajito preguntándole cómo iba todo, pero no tuve respuesta. Al menos hasta tres días después en que contestó como si nada “todo bien, muy lindo el viaje, no te contesté antes porque recién me volvió el crédito…”. What??? Ahí pensé “éste es un pendejo”, está bien que era un año menor que yo, pero igual somos grandes! Qué adulto responsable anda sin crédito en el celular y ni siquiera es capaz de pedirle a su amigo el teléfono para responder un simple mensajito??? Si te interesa lo hacés! O no, chicas? Patético… Puede ser todo lo genial que quiera, pero yo no tengo ganas de salir con un flaco que no me va a escribir ni un mensaje de puro rata, incapaz de cargarle crédito al celular y más estando de viaje.
Pero eso, señoras, tampoco fue lo peor…! Lo peor fue cuando vino a verme una tarde a la vuelta de ese viaje y después de un rato largo de estar charlando me dijo muy abiertamente “Mirá, yo te quiero decir que ando en cualquiera”. Qué qué???? Y sí, que entre el viaje y el bar donde trabajaba… Hacía lo que pintaba, cuando pintaba y con quien pintaba.
“Cualquiera”, tal y como él lo puso. Sabés qué, ahorrame la información… No quería escucharlo más, casi le pido que se vaya inmediatamente y desaparezca de mi vista! Encima el caradura pretendía que nos siguiéramos viendo, que él la pasaba muy bien conmigo, etc., etc. Yo le dije que mejor no, a esa altura tenía literalmente náuseas de escuchar lo que me decía. Tan frontal, haciéndose el sincero, como para que después una no diga que no le avisaron. Él se sentía realizado y pensó que era algo muy maduro venir de frente a contarme todo, pero para mí, qué quieren que les diga, fue de mal gusto. Me cacho en la honestidad brutal... Si vas a andar en cualquiera ni empieces por invitarme a salir! Parece que nunca me tomó muy en serio, pero al menos se dio cuenta de que yo no era una mina para joder, si no tal vez ni me decía nada y yo seguía entrando en el juego.
Finalmente se fue y por suerte no tuve que cruzármelo nunca más. Fue bastante decepcionante, otro sapo menos. Una pena, porque habían pasado más de tres años desde la primera vez y él no había crecido para nada. Yo por suerte creo que sí, aunque todavía me sigo equivocando. Pero la historia de Félix, otro reencuentro, se las cuento la próxima, si no me retan porque escribo unos posts muy largos… Jajaja.

Hasta muy prontito.